miércoles, 24 de noviembre de 2010

Con dos años de retraso.

Tenía pendiente el texto, se me vinieron los treinta y las elucubraciones se me han estado quedando en la conciencia. Fueron pocos mensajes, pocas llamadas, pero reconozco que las que esperaba llegaron. En realidad soy una persona complicada, inaccesible, difícil de querer, y es absolutamente comprensible porque dificilmente quiero, amo a pocas personas, de muy pocas me interesan sus vidas o lo que sienten, y no con un afán mal pedo, es que de verdad no me interesa, ni para bien ni para mal, ejerzo mi derecho a no estar interesada y sé que se ve mal, que es un ejercicio chocante y desagradable para los otros, pero entre tantas cosas que no se me dan, está la hipocresía y eso se me nota, yo lo sé. Y en esta práctica de desapego, se que a muchos he lastimado, juro que la mayoría de las veces no es a voluntad, pero eso sólo lo sé yo. En mi defensa diré que aquellos que me importan lo saben, aquellos a los que admiro se los he dicho, a los que extraño también, he pedido disculpas a aquellos cuyo perdón me importa, son seres que de cerca o de lejos me emocionan y son ellos los que saben que soy una buena persona, por más que yo me esfuerce en ser y decir lo contrario. Todo el tiempo pago el precio de ser como soy, y aún no he parado de decir que estoy dispuesta a cubrir el monto. A lo mejor un día me arrepiento.