Como lo sintieron muchos otros, para mí el domingo fue un día triste, y el lunes también y hasta el día de hoy el panorama en general lo sigue siendo. En las redes no deja de fluir la información y los comentarios, las quejas, los insultos, fotos, notas de periódicos nacionales y extranjeros; por otro lado, el radio no se deja escuchar, por todos lados están los "periodistas" glosando la actitud y decisiones de AMLO con tono enérgico e indignado, diría mi abuela "parecen la pura verdad". Y yo sigo pensando. El domingo cuando fui a votar me emocioné mucho, a las 8 de la noche vi la cadena nacional del consejero presidente del IFE quien anunciaba que el PREP estaba abierto oficialmente, lo hacía con la captura de 15 actas de las más de 143 mil que se esperaban. Terminó el anunció y acto seguido, sale JVM a reconocer su derrota, sí, con el 0.01% de las actas computadas. Raro, sospechoso. Y así comenzó todo este asunto que ya todos hemos visto y que cada quien va leyendo como le conviene, como le parece o hasta donde le ajusta.
Y entre todas las cosas que pienso, me gobierna una por encima del resto: quiero ser sensata, objetiva. No soy fan de AMLO, pero sí sé que nuestra historia con el PRI y el PAN no es una especulación, es una realidad mientras que los "peligros" que representaba el Peje aún estaban por ser probados, bueno, al menos eso esperaba yo, ahora parece que nunca lo sabremos.
En todo este escenario, mi molestia más grande es con los medios de comunicación, a lo largo de mi infancia y toda mi adolescencia entre mis padres y maestros, me platicaban de un país en el que no existía la libertad de expresión, que la televisión, los periódicos, las radiodifusoras estaban bajo el yugo del gobierno, que el que decía algo indebido desaparecía. En el 2000 cuando llegó el PAN al gobierno los medios de comunicación vieron llegar la oportunidad de tener sus propias líneas de información, a 12 años de aquella transición, los medios no se convirtieron en lo que tenían que ser, y el gobierno no ocupó el lugar que debía tener frente a ellos, siguen siendo aliados, y en medio quedamos nosotros.
Ni Milenio, ni Televisa, ni TV Azteca pueden manipular a alguien como yo, sin embargo sí lo hacen todo el tiempo con el resto de nuestra gente ¿vamos a culparla? No, no puedo hacerlo. Y entonces viene la palabra de siempre: Educación. Y no sólo hablo del pobre pobre, hablo de todos, médicos, abogados, profesores, estudiantes, choferes, TODOS necesitamos educación; compresión, compromiso, empatía por el otro, por sus diferencias, por sus puntos de desacuerdo; necesitamos aprender que no se trata de opinar, sino de argumentar (gracias por la aclaración Dani), y finalmente llego a mi punto, lo que más deseo este día es que el nivel de nuestra discusión se eleve, el de todos, y eso sólo se puede lograr con educación.
En cuanto a las elecciones, ningún sistema verdaderamente confiable y democrático puede salir a jactarse de tal cosa mientras siga necesitando de tintas indelebles para marcar a sus votantes, que mayor prueba de que no somos de fiar.
A mi madre le ofrecieron una tarjeta a cambio de su voto, y la sábana con los resultados de la elección federal fue arrancada de la casilla en la que vote, esas fueron todas las irregularidades que pude presenciar de primera mano, suficientes... demasiadas, porque para que una elección sea transparente no debe haber ni una sola, y si las hubiera, no deberían estar ligadas a una sospecha de delito o de fraude, porque no toda irregularidad es un delito. Lo malo es que acá en nuestra tierra, no se puede pensar bien, porque ni siquiera hay pudor para hacer cochinadas.
Es cierto también, como ya algunos han comentado, que muchos de nuestros esfuerzos se quedaron en las redes sociales, yo siempre supe que el canal era limitado, pero soñaba con que de algo serviría, y quizá si sirvió, pero todavía no ajusta pa´ tanto. Tenemos que educar a todo México ¿Cómo? Porque una gran parte de México no quiere, no puede, o no le conviene... pero hay que hacerlo. Yo tengo a mi disposición un salón de clases lleno de jóvenes privilegiados, y mientras me queden ganas, voy a seguir intentando hacer lo que me pidió David Guerrero: sensibilizarlos, alguien tiene que hacer ese trabajo con ellos, y créanme, no es fácil.
No puedo desear que le vaya mal a EPN, al menos no, si eso significa que la vaya mal a nuestro país, una pequeña parte de mi corazón desea equivocarse con él, bien sé que no es así, pero... llegar como él llego a la presidencia no es un buen augurio, en los términos en los que se llevan a cabo las elecciones en este país, él fue el ganador sin duda. Esas famosas reglas que le exigieron a AMLO que respetara y reconociera cuando perdiera la elección, no son otras más que el acarreo, la coacción del voto mediante amenazas, dinero, regalos, fiestas; manipulación de los medios, etc. Dicen algunos comunicadores que en sentido estricto no es un fraude y que, pues así pasa, y qué se le va hacer, pero que el proceso electoral fue intachable, como si la elección sólo se tratara de marcar boletas, contarlas y registrarlas.
El día que dejen de marcar nuestros dedos después de votar, probablemente podremos presumir nuestros mecanismos e instrumentos de elección de gobernantes, mientras tanto, cada tres años seguiremos viendo las mismas protestas, hoy del PRD, mañana del PRI, del PAN, etc.